Real Madrid vs. Barcelona: el espinoso camino hacia el clásico

Submitted by on Feb 22, 2020

Partidos difíciles ante Levante y Eibar y el regreso de la Champions llenan de baches los días previos al crucial duelo en el Bernabéu.

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Zinedine Zidane y Quique Setién

Habla, con una sonrisa, Zinedine Zidane: «Sé que en marzo y abril es donde se juega todo, pero a mí sólo me importa el aquí y el ahora, el día a día, el partido contra el Levante». Habla, sin una sonrisa, Quique Setién. «No voy a reservar nada, no me condiciona nada ni la Champions ni los siguientes partidos». Con sonrisa o sin ella, mienten. Mejor escrito, y como esto es, simplemente, fútbol, no dicen la verdad.Camisetas de futbol baratas 2020

Los entrenadores del Real Madrid y del Barcelona sí piensan más allá de este sábado. No es que no piensen en presente, que lo hacen, pero resulta inverosímil pensar que no lo hacen en los próximos días. Exactamente, en los próximos siete días. Ni al Real Madrid le va a ser fácil ganar en el campo del Levante ni al Barcelona sobrepasar al Eibar aunque sea en el Camp Nou. Pero, siendo esto lo más inmediato, el horizonte se dibuja mucho peor.

En mitad de la semana que viene regresa la Champions, exigente para los dos, y cerrarán el círculo el domingo, en el Bernabéu, uno contra otro en el partido que va a decidir, especialmente en caso de victoria de los blancos, la Liga. Ese 1 de marzo podría ser el comienzo del fin para uno de los dos en función de cómo se hayan dado las circunstancias. En un orden clasificatorio, primero conviene fijarse en el Real Madrid.

EL ‘TETRIS’ DE ZIDANE
Zidane ya no tiene lesionados (salvo los conocidos de Asensio y Mariano) de modo que dispone de todos los ingredientes para hacer la ensalada en la que convierte últimamente cada alineación. A veces le sale bien y, a veces, como últimamente, no tan bien (Real Sociedad en Copa y Celta en Liga).

«Estamos encajando más goles, eso significa que no hemos estado tan bien», zanjó ayer Zidane, al que el campo del Levante no se le da nada mal (no pierde desde 2012). Eso sí, casi siempre sufre, así que lo de esta noche no tiene pinta de paseo. Pero lo peor vendrá después. El miércoles regresa la Champions, regresan los octavos de final, donde el equipo cayó el año pasado ante el Ajax, y lo hace a lo grande. Enfrente, el Manchester City de Pep Guardiola, un equipo con un potencial ofensivo brutal (y casi la misma debilidad defensiva, eso sí). Por último, lo escrito: el clásico el domingo en el Santiago Bernabéu.

Entre estos tres partidos deberá repartir Zidane sus cartas. Rodrygo, Vinicius, Isco, Bale, Lucas Vázquez, Modric, Kroos, Valverde, Casemiro… Una cantidad de combinaciones que escapa incluso a las matemáticas. Un sistema de tres delanteros o de cuatro centrocampistas, incluso de cinco como en la Supercopa de España. Todo está abierto, más viendo los antecedentes, indescifrables, del francés, ajeno a las críticas que han provocado ese constante carrusel de cambios. Él cree en las rotaciones, cree en que los jugadores entren y salgan de las alineaciones y no va a cambiar. Por si alguien lo dudaba, basta con escucharle ayer. «Yo vivo con mis ideas», afirmó.

UN HORRIBLE PRECEDENTE
De lo que nadie quiere acordarse en el Real Madrid fue de la horrible semana que el año pasado destrozó toda la temporada. En 10 días, perdió dos veces con el Barcelona (semifinales de Copa 0-2 y Liga 0-1) y fue arrasado por el Ajax en octavos de la Champions (1-4). ¿Alguien se acuerda cuál fue el partido inmediatamente anterior a esa sucesión de desgracias? Sí, en el campo del Levante, con victoria (1-2).

Un punto por detrás del Real Madrid camina el Barcelona, convulso por el devenir de una directiva, y un presidente, como mínimo erráticos. «A veces pensáis que nos afectan determinadas cosas, y no es así», dijo Setién, que ya tiene a su último fichaje, pero que ni así completa una convocatoria con jugadores sólo del primer equipo. Recibe al incómodo Eibar de Mendilíbar, pero es que luego viaja a Nápoles, a San Paolo, a un escenario incomodísimo y contra un rival que imprimirá un ritmo al que al Barcelona le cuesta mucho llegar. El Bernabéu, eso sí, es tierra conquistada últimamente, pero eso no sirve de nada.

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